El Bierzo

UNA COMARCA SINGULAR

El Bierzo se sitúa en el Noroeste de la península Ibérica, y se conforma como una comarca del occidente de la provincia de León de 4.000 kilómetros cuadrados y con unos límites claramente definidos por las montañas que rodean la cuenca del río Sil.
A caballo entre la Meseta y Galicia, el Camino de Santiago la atraviesa dejando todas sus influencias y novedades en el trasiego incesante de peregrinos desde hace 1.200 años: religiosas, artísticas, comerciales y culturales. Al norte está la Cordillera Cantábrica con Asturias al otro lado, mientras que al sur las montañas cierran el paso hacia Zamora y Portugal.
El Bierzo se conforma como una “hoya” tectónica que desagua el Sil por Valdeorras a poco más de 300 metros de altitud sobre el nivel del mar… cerrando este circo montañoso alturas por encima de los 2.000 metros.

Esa variedad de altitud, con la influencia del clima atlántico que remonta el Sil, las barreras que suponen las montañas para los frentes de nieve y hielo que bajan del norte, y la proximidad al clima continental de la Meseta han generado un microclima que sumado a la abundancia de agua y las largas horas de sol hacen del Bierzo un lugar extraordinario para el cultivo de la vid. De la vid y de otros productos, ya que ninguna región de Europa tiene en tan poco territorio tantas marcas de garantía para sus productos del campo: Vino, Manzana Reineta, Pera Conferencia, Castaña de Parede, Botillo, Pimiento Asado y pronto Cereza… Por algo algunos dicen “olla” berciana, en vez de hoya, aquí cabe todo.

En un mundo como el del vino en el que lo que se busca es la diferenciación, sin duda El Bierzo ha caído en gracia a la crítica mundial por esa singularidad en el clima, las variedades, la forma de trabajar la viña y los suelos. Estos son arcillosos y pizarrosos, generalmente en zonas elevadas y propicios para el viñedo por su desnivel suave que drena bien. También poseen granito y arena, introduciendo matices en los vinos a pesar de que las uvas provengan unas muy cerca de otras.
Estas características propias se reflejan en sus productos, creando vinos fácilmente reconocibles, conteniendo en cada botella, notas de su clima, tierra y folclore. No es sólo un vino, es un pedazo de la historia de un territorio mágico que en cada sorbo te lleva un siglo de vida en el tiempo.

Las variedades

Para hacer nuestros vinos sólo usamos las variedades autorizadas por la Denominación de Origen Bierzo. La original, la mejor, la que ha dado nombre al Bierzo en tintas es la Mencía., una uva de racimo apretado, brillante, que recuerda a noche limpia y estrellada. Y entre las blancas, Palomino, Doña Blanca y Godello, cada una adaptada al territorio con unos matices sutiles que solo se alcanza tras más de cien años sobre el mismo suelo.
Son vinos que saben a noroeste y a la vez son -acaso por su espíritu peregrino-, los más europeos de los vinos españoles, en opinión de profesionales y amantes del vino.
Tienen el toque atlántico de los grandes, esos que los expertos sitúan por encima de la Línea Wagner y que desde el Albariño gallego al Riesling del Rhin nos llevan por estas tierras del Sil, la Rioja pizarrosa de Álava, Burdeos y Borgoña.